
Cómo los Bancos Centrales Influyen en los Mercados Financieros
Existen varios factores que influyen en la evolución de los mercados financieros y en el movimiento de los precios de los instrumentos de inversión. Uno de los actores clave en el mercado (y no solo en el mercado de divisas) son los bancos centrales. Su principal mandato es la estabilidad de la moneda, y utilizan varias herramientas fundamentales para lograrlo.
Los bancos centrales desempeñan un papel clave en la estabilización de la economía y en la influencia de la evolución de los mercados financieros. Para ello, utilizan una variedad de instrumentos de política monetaria, que pueden dividirse en varias categorías principales. Aunque cada banco central tiene un mandato diferente (como la estabilidad de precios, el control de la inflación o el empleo), se basa en condiciones específicas y se adapta a distintas fases del ciclo o a diferentes entornos inflacionarios, los instrumentos que emplean son prácticamente los mismos en todos los casos. Sin embargo, los inversores y traders pueden utilizar estas diferencias y su comprensión a su favor, ya que crean diversas oportunidades de trading.
Gestión de tasas de interés
Una de las herramientas principales y más importantes de los bancos centrales para lograr la estabilidad de precios son las tasas de interés, o la tasa base. Cada banco central establece una tasa de interés primaria diferente, la cual puede utilizar para influir directamente en el valor de sus monedas.
Por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos establece la tasa de descuento, que es la tasa a la cual los bancos comerciales pueden pedir dinero prestado directamente a la Fed. El Banco Central Europeo establece la Tasa de las Operaciones Principales de Financiación, la Tasa de la Facilidad Marginal de Crédito y la Tasa de la Facilidad de Depósito. La primera es la tasa a la cual los bancos piden dinero prestado al BCE por una semana, la segunda es la tasa a la que los bancos pueden pedir dinero prestado al BCE a un día, y la tercera es la tasa que reciben los bancos por depositar dinero en el BCE durante la noche y determina el límite inferior de las tasas del mercado monetario a corto plazo.
El aumento de las tasas encarece el crédito, lo que debería llevar a una moderación de la inflación alta y a un enfriamiento de la economía. Por el contrario, una reducción de las tasas abarata el crédito en la economía, lo que debería impulsar la inversión y el consumo, y en consecuencia, el crecimiento económico. Un aumento de las tasas de interés en un país con respecto a las de otros países puede hacer que una moneda sea más atractiva para los inversores al ofrecerles mayores rendimientos. Esto, a su vez, puede llevar a un aumento en el valor de la moneda o a una apreciación frente a otras divisas.
Operaciones de mercado abierto
Otra herramienta poderosa de los bancos centrales son las Operaciones de Mercado Abierto. En estas operaciones, los bancos centrales venden o compran valores a los bancos comerciales y otras entidades, generalmente con el objetivo de influir en la cantidad de dinero en la economía y, por ende, afectar las tasas de interés a corto plazo.
Cuando los bancos centrales compran valores (bonos gubernamentales a corto plazo), se incrementa la liquidez en el sistema bancario, lo que a su vez estimula el crédito y, por lo tanto, la economía. Por el contrario, cuando un banco central vende valores, reduce la liquidez en el mercado con el fin de frenar el crecimiento y, en consecuencia, la inflación. En el primer caso, se trata de una política monetaria expansiva que en los últimos años se ha utilizado frecuentemente en lo que se conoce como Expansión Cuantitativa (Quantitative Easing). El segundo caso es una política restrictiva que los bancos centrales emplean en el proceso de Contracción Cuantitativa (Quantitative Tightening).
Requerimientos de reserva
Recientemente, es una herramienta poco utilizada por los bancos centrales en las economías desarrolladas. Actualmente, es empleada con mayor frecuencia por los bancos centrales en economías emergentes. La base de este instrumento consiste en determinar el porcentaje de los depósitos que los bancos comerciales deben mantener como reservas en el banco central. Un aumento en los requerimientos de reserva conduce a una reducción de la cantidad de dinero en la economía, ya que los bancos disponen de menos fondos para otorgar préstamos, lo que a su vez atenúa el crecimiento económico y la inflación. Por el contrario, una disminución en las reservas conduce a un aumento de la liquidez, lo que impulsa el crédito y el consumo y genera un incremento en el crecimiento económico.
Intervención cambiaria
Esta es una solución bastante extrema, en la que los bancos centrales intervienen directamente en el mercado de divisas con el fin de influir en el tipo de cambio. Por lo general, utilizan sus propias reservas o la capacidad de crear una cantidad teóricamente ilimitada de su propia moneda para hacerlo.
En el primer caso, compran su moneda nacional para lograr una apreciación, por ejemplo, cuando desean reducir la inflación o, en casos extremos, para defender su moneda frente a especuladores (esto puede suceder en algunas economías emergentes).
Sin embargo, con mayor frecuencia, los bancos centrales optan por debilitar su propia moneda comprando divisas extranjeras con su propia moneda, de la cual tienen una cantidad teóricamente ilimitada. En este caso, las intervenciones en el mercado pueden durar varios años, y los bancos centrales buscan impulsar las exportaciones (una moneda nacional más barata hace que los productos nacionales sean más baratos en los mercados extranjeros) y lograr un mayor crecimiento económico. Este enfoque por parte de los bancos centrales conlleva varios riesgos y puede reducir significativamente la credibilidad de un banco central que interviene en un mal momento o no logra poner fin a la intervención, como ocurrió con el banco central suizo en 2015.
Orientación a futuro
Una herramienta mucho más utilizada y moderada que la intervención en los mercados es la comunicación anticipada de los bancos centrales, conocida comúnmente como orientación a futuro. Los bancos centrales utilizan esta herramienta verbal para influir en las expectativas del mercado respecto a la trayectoria futura de las tasas de interés o la inflación. El objetivo suele ser aumentar la eficacia de otros instrumentos sin necesidad de implementarlos o modificarlos. Sin embargo, la efectividad de esta medida puede verse limitada si entra en conflicto con las acciones reales del banco central.
Dependiendo de cómo afecte la declaración del banco central a los mercados, puede caracterizarse como restrictiva (hawkish), cuando indica un endurecimiento de la política monetaria, o expansiva (dovish), cuando indica una relajación de la política. Por ejemplo, los banqueros centrales pueden hablar de normalización de la política cuando se refieren al regreso de una situación excepcional a una política monetaria típica. Otros términos que suelen emplear son la ‘tasa terminal’, que indica la tasa máxima y el fin del ciclo de aumentos, o la tasa neutral, que representa una tasa que no tiene un efecto ni restrictivo ni expansivo sobre la economía.
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